
NORA: “Nada en los haces transmisores, sólo propaganda de especuladores y grineer intercambiando recetas de estofados de garrapatas de drahk. Respiren mientras puedan, ¿saben a qué me refiero?
Al diablo. A veces una chica tiene que agitar las cosas. Estaré atendiendo llamadas de una sección muy estrecha del espacio. Hablen conmigo. Díganme lo que tienen en mente. Y ni se les ocurra intentar rastrearme. Me habré ido antes de que se les ocurra la idea. Nora no se caracteriza por ser estática. Muy bien, las líneas están abiertas. No hagan que me arrepienta de esto.
El primero en llamar es… ah. No puede ser”.
Radioescucha: “¿Bueno? Sí… Eh, ¿funciona esta cosa?”
NORA: “Podría hacerte la misma pregunta. ¿Estás llamando desde Deimos? No es la luna más bonita del cielo, eso es seguro. No creí que alguien fuera lo suficientemente tonto como para quedar confinado ahí. Al menos nadie con una cara”.
Radioescucha: “¡Ah, qué bueno! Y sí. Bueno, no… La verdad no soy de aquí. De hecho, debería estar "confinado", como dices, en una buena y segura Stanchion Corpus y no aquí hasta las rodillas en el orificio de un…”.
NORA: “¿Corpus? ¿Eres del Corpus? Maldición, sabía que esto era un error. Nora, fuera”.
Radioescucha: “¡No, espera, espera! Yo… Me llamo Latrox. Latrox Une”.
NORA: “Okey. Tienes un minuto. Suenas asustado, Latrox Une. Vaya nombre, todo un trabalenguas. ¿Cómo te llaman tus amigos?”
Radioescucha: “¿Amigos? No, la verdad yo no… Bueno, alguna vez tuve una compañera de laboratorio. Estuvimos juntos en tres rotaciones consecutivas. Eso no pasa seguido. Ella, eh, me llamaba "Roxy". ¿Eso cuenta?”
NORA: “Todos somos alguien para alguien, Roxy. Hasta los especuladores. Aunque cada vez es más difícil decir eso en estos días. Narmer se lleva los nombres y las caras de las personas, frotándolos como si fueran de latón. Los grineer comparten el pan con los solaris. Los ermitaños corpus hablan con mujeres extrañas como yo. Los tiempos están cambiando”.
Radioescucha: “A decir verdad, no sé mucho de eso. No salgo mucho. No puedo salir mucho. De hecho, nada. Tengo una especie de contrato a largo plazo. Es… terriblemente aburrido, para ser honesto. Excepto cuando algo trata de comerme. O asimilarme. O ambas cosas”.
NORA: “Ah, seguramente tendrás historias que contar. Por ejemplo, la de cómo sobrevives estando en el lado equivocado del hormiguero más enfurecido del sistema”.
Radioescucha: “¡Ejem! Eh, sí, pero no. Quiero decir, me temo que no puedo hablar de eso. Acuerdos de confidencialidad con los actuales… empleadores… y todo eso”.
NORA: “Dale a esta chica algo que sirva, Roxy, o podría pensar que tratas de mantenerla en línea con algún propósito nefasto. ¿Por qué llamarías, sino para obtener una pista de mi ubicación?”
Radioescucha: “[suspira] Sí, sí, claro. Un intercambio equitativo. Tu tiempo es valioso, y debo proporcionar algo de igual…”
NORA: “Roxy…”
Radioescucha: “Deimos. Por lo general, bastante aburrido, ¿verdad? Yo, recojo muestras, muestras de los infestados, para analizarlas. Estoy seguro de que piensas que Deimos no tiene un ecosistema, pero lo tiene. La homeostasis de la organelegía de los infestados es bastante brutal, sí, pero sorprendentemente frágil. Voy allí, extirpo algunos quistes, verifico que nada haya perturbado gravemente el gran y terrible equilibrio, incinero el tejido restante antes de que recupere la función motora, recupero el aliento después de tanto gritar y me voy. Simple.
¿Si… sigues ahí?”
NORA: “Continúa”.
Radioescucha: “Normalmente, eso es lo peor. Aprendí a vivir con eso. Puedo procesar los horrores que veo. Gritar ayuda, claro. Es de lo más catártico.
Verás, son los registros. De Deimos. Los crecimientos, pústulas y hematomas. El horrible y húmedo canto de este lugar.
Ha cambiado”.
NORA: “‘Cambiado’”.
Radioescucha: “Lo siento, querida, tal vez estás hablando con un anciano que ha estado solo demasiado tiempo, pero…
NORA: “Aquí estamos, Roxy. Todo está bien. Prosigue.
… ¿Roxy?”
Radioescucha: “¡S-sí! Disculpa… estaba pensando, preguntándome si debería contarte esto. ¿Y si todo esto es solo un truco de los infestados? Pero, si no lo es, alguien tiene que saberlo. Puedes contar esta historia. Por si acaso”.
NORA: “Roxy… ¿En caso de qué?”
Radioescucha: “En caso de que lo que sea o quien sea que tiene aterrados a los infestados aparezca por aquí”.
NORA: “Espera un segundo. ¿Los infestados están asustados? ¿Te lo dijeron?”
Radioescucha: “No, no, no. Bueno, no con palabras. Eso sería una locura. No, es el exocrino”.
NORA: “Cierto. El exo…”
Radioescucha: “Exocrino, sí. Ha sido… furtivo. Y los capilares bombean sangre cada vez más rápido. Las llagas de hifoloma deberían estar floreciendo en esta época del año, pero están apagadas. Descoloridas. Creo… creo que están tratando de pasar desapercibidas. Tratando de que no las noten”.
NORA: “Y eso es… malo”.
Radioescucha: “Sueno como un loco”.
NORA: “O simplemente sabes más que yo de un mundo feo”.
Radioescucha: “Ja. Bueno. Sí. Eso es innegable, supongo. (suspiro) Creo que está bien tener a alguien que me escuche, para variar. Pro… probablemente no sea nada, ¿verdad?”
NORA: “Quizá el planeta necesita su examen médico anual. ¡Sal! ¡Ve a correr! ¡Come menos carbohidratos! Yo qué sé”.
Radioescucha: “Ja, ja, ja… sí, exacto. Bueno… gracias. Por seguirle la corriente a este anciano. Como podrás imaginar, aquí abajo, la soledad te puede hacer perder la cabeza. Con peristalsis, eructos y todo”.
NORA: “Todo está bien, Roxy. Cuídate”.
Radioescucha: “Pero son los golpes lo que realmente me pone los nervios de punta”.
NORA: “¿Los qué?”
Radioescucha: “Los golpes que no paran. ¡Nunca paran! Bueno, seguro has de tener llamadas más interesantes en espera…”
NORA: “¿Qué tipo de golpes, Roxy?”
Radioescucha: “Pues… del tipo que impide que alguien descanse bien por la noche. Ahora que lo pienso, eso podría explicar por qué estoy divagando con una mujer que nunca he conocido...”
NORA: “¿Estás diciendo que lo escuchas en tus sueños?”
Radioescucha: “Su… supongo que pude haberlo soñado, pero, qué es-”
NORA: “¿A qué suenan?”
Radioescucha: “¿Qué cosa?”
NORA: “Los golpes, Latrox. ¿Cómo a qué suenan?”
Radioescucha: “Como a… estar golpeando. Viejas tuberías. Topos rhizal merodeando por el lugar. Algo así”.
NORA: “¿A qué ritmo? ¿Tenía algún ritmo?”
Radioescucha: “Eh, ¿ritmo? No, bueno, creo que sonaba como… Uno-dos-tres. Uno, dos, tres. Como los valses orokin que solía tocar mi antiguo contramaestre. ¿Di… dije algo malo?”
NORA: “Envíame esos datos, Roxy. Todos”.
[Fin de la transmisión]